Personajes

Teo de la Iglesia
 
Teo es investigador privado, aunque acepta toda clase de encargos, su especialidad y por lo que realmente es conocido como uno de los mejores es por encontrar toda clase de objetos extraños a los que se les ha perdido la pista. Recupera desde recuerdos de familia que en algún momento de dificultad han pasado por una tienda de empeños hasta piezas de arte sustraídas de los museos más notorios. Dependiendo del valor del objeto y los años que lleva desaparecido sus honorarios pueden oscilar de cientos de euros a sumas que alcanzan las seis cifras. Aunque a menudo y debido a la falta de encargos tiene que aceptar otros trabajos de investigador mucho más ordinarios. Teo ronda la treintena, apenas tiene amigos y su única obsesión es la historia antigua, que a menudo suele estar emparentada con su vocación. Saúl, su profesor de universidad es uno de sus pocos amigos y representa para Teo la figura paterna. No se le conoce ninguna novia, aunque desde que el único bar que suele frecuentar en ocasiones para aclarar sus ideas cambiara de dueños y se encargue de él una joven que parece preocuparse por el estado taciturno de Teo y se interesa por él, puede que esto finalmente cambie. Poco se sabe de sus raíces, pues Teo fue abandonado al nacer ante la puerta de un monasterio de montaña. Los monjes le acogieron y pasó parte de la infancia con ellos. Aprendió mucho de mitología cristiana, y aunque se veía que al niño le interesaba, los monjes se dieron cuenta de que solo era un pasatiempo para Teo y más que un creyente parecía un estudioso de la materia. Lo que necesitaba era hacer amigos, por ello, los monjes decidieron enviarlo a un orfanato. Allí pasó el resto de la niñez y la adolescencia. El hecho de que Teo fuera abandonado es lo que inconscientemente le realmente le ha dado esas ansias de investigar. Y aunque el piensa que no tiene ningún interés por su pasado, poco a poco, al resolver algunos de los casos más extraños, verá que su propia historia familiar puede estar relacionada.


José Gallego

El inspector José Gallego es uno de los policías más eficientes del cuerpo. Desde muy niño tuvo claro que quería ser policía, como su padre, al que admiraba profundamente. Al ingresar en el cuerpo era uno de los jóvenes que prometía llegar más alto, pero su vida se troncó al poco, cuando su padre y otros agentes fueron procesados por corrupción. Al descubrir José que su modelo a seguir, su padre, había aceptado sobornos y participado en actividades ilegales de todo tipo, se volvió un hombre pesimista. Debido a ello no se fía de nadie, ni siquiera de sus compañeros. Podría haber ascendido puestos en la jerarquía policial gracias a sus muchos méritos, pero su conducta antisocial y su total desprecio por dicha jerarquía lo han hecho imposible. No le gusta que ningún otro policía meta las narices en sus investigaciones y sus superiores han hecho la vista gorda durante muchos años sin asignarle ningún compañero de trabajo. Pero con los nuevos tiempos, que han conllevado en la policía el uso cada vez mayor de ordenadores y bases de datos, tanto para redactar y archivar los informes policiales como para realizar las investigaciones y debido a la poca habilidad de Gallego para estos temas, sus superiores han decidido finalmente asignarle a una joven recluta experta en estos campos como compañera. Gallego de entrada se va a mostrar bastante reacio a compartir información y trabajo con ella, pues sospecha que tal vez su superior quiere tenerle bien controlado. Como distracción, Gallego es muy aficionado a la cocina, y suele preparar exquisitos platos. Cocinar le ayuda a relajarse y a pensar mejor en los casos. Como todo cocinero, cuando cocina lo hace a lo grande pero debido a su solitaria vida, tan solo se sirve una ración para él, y acaba envasando el resto en tuppers y platos cubiertos con papel de aluminio que guarda en la nevera. Aunque Gallego no cree en ningún tipo de superstición, religión o fenómenos paranormales, poco a poco se va a adentrar en una serie de casos para los que cada vez es más complicado encontrar una explicación racional.

Eva Rojo

Eva, con treinta años recién cumplidos, es una de las agentes que más rápidamente a escalado en la jerarquía policial. Gracias a sus dotes y conocimiento informático ha resuelto todo tipo de delitos cometidos a través de Internet. Eva se encontraba a gusto en delitos informáticos y allí hubiera seguido de no haberse acabado acostando con su comisario, un hombre casado que le doblaba la edad y que desde el primer día se mostró interesado por Eva, ella finalmente acabó enamorándose, y en un momento de lucidez, comprendió que lo mejor era cambiar de departamento.


 
Con el tiempo, retoma una buena relación con su ex-comisario y ex-amante, pero esta vez se trata más bien de relación paterno-filial que de carácter amoroso. Su familia no está muy contenta con el trabajo de Eva, de hecho ya les disgustó que se fuera a estudiar la carrera de informática a Barcelona, pues tenían otras expectativas para ella. Su actual comisario, Balcells le pone bastante nerviosa y no sabe porqué, más que respeto a veces le infunde miedo. No le agrada mucho el trabajar para él y el inspector jefe Olmos como espía, más si se investiga a alguien como Gallego, al que creía un héroe. Le gustaría pensar que ambos se equivocan y Gallego es un buen policía, aunque el que sea tan distante y la aparte de los casos, en un principio le hará sospechar. El hecho de haber elegido el departamento de homicidios, obedece al motivo real por el que entró en la policía, tratar de averiguar algo sobre un oscuro crimen que aconteció en su pueblo y que le afectó bastante de niña.
Actualmente compagina su trabajo en comisaría con las clases en la universidad de informática, donde es muy respetada entre alumnos y profesores.
Saúl

Saúl Ochoa es un profesor de historia antigua retirado. Durante su etapa en la enseñanza universitaria combinaba dicho trabajo con el menos lícito de comerciar con objetos antiguos, pero finalmente abandonó ambos trabajos tras el fatal accidente que sufrieron su mujer y su hijo. Actualmente vive sin salir prácticamente de su casa, se pasa el día en bata leyendo viejos libros y perfeccionando su colección de insectos. De no ser por Teo, uno de sus antiguos alumnos y el mejor que tuvo, Saúl no tendría contacto con nadie. Gracias a los ánimos que le dio, Saúl decidió asociarse con Teo y encaminar su carrera como investigador en casos centrados en la búsqueda de reliquias. Con el paso del tiempo Saúl ha llegado a cogerle mucho afecto a Teo, al que sustitutivamente ha llegado a tratar como a un hijo. Esta relación funciona también de modo inverso para Teo.


Hoffman
 
El enigmático cliente de Teo, es Alfred Hoffman, el nieto de Herman Hoffman, un coronel del partido nacionalsocialista que huyó a refugiarse en España a principios de la segunda guerra mundial, escapando con varios tesoros y reliquias incautadas por el partido. Hoffman es el heredero de todo el conglomerado de empresas que fundó su abuelo gracias al expolio y sus contactos franquistas. Henrietta, la abuela de Hoffman ha fallecido recientemente y con ello Hoffman a heredado la vieja casa de montaña en que vivía recibiendo con ello ya la totalidad de su legado familiar.




  
Hoffman esperaba encontrar una casa sin nada de interés y lista para derruir y vender el terreno, por ello demoró la visita hasta el verano. Pero para su sorpresa en el sótano encontró infinidad de antiguallas con aspecto de tener un gran valor, la gran mayoría de ellas de carácter pagano. Junto a las reliquias, en una caja, había un montón de diarios y cuadernos de su abuelo. En ellos se encontraban dibujos de los diversos objetos que había en el sótano, pero con el paso de las fechas del cuaderno, los temas y dibujos que en él habían se centraban en una en concreto: Un extraño cilindro de fonógrafo. Hoffman comprobó como poco a poco la caligrafía de su abuelo se volvía más enfermiza y el contenido de sus estudios cada vez más delirante. Si debía creer lo que estaba leyendo aquel cilindro tenia un poder sobrenatural y por las fechas e investigaciones de Herman era muy probable que estuviera relacionado, si no es que fuera la causa directa, con su extraña y prematura muerte, que sus descendientes nunca lograron comprender y de la que Henrietta intentaba no hablar nunca. Hoffman al no encontrar el cilindro entre ninguna de las reliquias de la casa que sí aparecen anotadas en los diarios, decidió investigar. En el lenguaje de Hoffman eso significa que otro trabaje por él y en este caso, ya que según los diarios cree que puede haber gente muy peligrosa tras el mismo objeto, no quiere que ni siquiera se le relacione con la investigación. Por ello contratará al detective más experto en la materia de la ciudad, pero asegurándose de que su identidad quede oculta.



Javi Cifuentes
 
Javi era el mejor amigo de Teo en el orfanato. De pequeño fue un niño bastante traumatizado, a los 5 años la muerte de sus padres le afectó muy duramente y al no tener ningún familiar que se hiciese cargo de él, entró en el centro de acogida. Sus problemas de sobrepeso, aumentados por el trauma de la perdida, rápidamente le convirtieron en el centro de todas las burlas y jugarretas de los demás niños. Teo fue uno de los pocos que se compadeció de él y con quien llegó a trabar una buena amistad. En la actualidad Javi, ya con treinta años, regenta una tienda de discos de vinilo, es un gran seguidor de la música heavy y con su aspecto actual: la ropa llena de parches con calaveras, muñequeras con tachuelas y el pelo y la barba largos, poca es la gente que se atrevería a reírse de él a la cara. Pero a pesar de su aspecto, Javi es un trozo de pan y después de lo mal que lo ha pasado en la vida, por un amigo es capaz de hacer cualquier cosa.






 
Carl Kellner

Poco se sabe del origen de Carl Kellner, aunque se supone que nació en Viena a mediados de la década de los setenta del siglo diecinueve. A finales de ese siglo, junto a Theodore Reuss fundó la Ordo Templi Orientis. Reuss fue nombrado Frater Superior de la orden que rápidamente empezó a ganar adeptos, la mayoría de ellos, miembros de la alta sociedad atraídos por sus perversas fiestas y la blasfemia que asistir a ellas significaba. Pero otros realmente estaban interesados en comprender las artes ocultas y entre ese pequeño grupo Kellner se fijó en uno que realmente destacaba, Aleister Crowley. Kellner siguió todos los pasos que Crowley fue dando en sus investigaciones y arcanos descubrimientos totalmente asombrado. Realmente envidiaba a Crowley, al que acabó viendo como un elegido, un profeta de lo que iba a ser una nueva era que iba a cambiar totalmente a la humanidad. Una nueva era que Kellner aspiraba a conocer y controlar. Tras convencer a Reuss, el actual líder de la organización de la importancia de una profecía que se había repetido durante varias semanas en los sueños de Crowley. Él y Aleister emprendieron un viaje a Egipto coincidiendo con la llegada del siglo XX. En el transcurso de ese viaje a Crowley le fue revelada una invocación de tan enorme poder que decidió no compartirla con nadie, ni siquiera con Kellner, pues era consciente de que si se erraba en algo al realizarla, los resultados podían ser catastróficos. Este hecho no sentó nada bien a Kellner, pero decidió aceptarlo guardándose un as en la manga. A pesar de que los peores temores de Crowley se cumplieron y la ceremonia fue un desastre que casi destruye por completo la cúspide de la organización, Kellner consiguió registrarla en un cilindro de parafina. Con Reuss muerto, Kellner pasó a dirigir y reestablecer la organización, ahora ya mucho más madura y con un objetivo claro, descubrir el momento y lugar exacto, así como la forma en que dicha ceremonia deberá ser reproducida para poder hablar cara a cara con el arquitecto del universo y crear un nuevo orden mundial. De todas maneras la parte más superficial de la orden generando bacanales y demás parafernalia satánica sigue adelante más que nunca con muchos miembros de la alta sociedad en ella, ignorantes de todo, pero divertidos y llenos de soberbia por creerse miembros de algo importante. Todos estos miembros son los que sin saberlo le dan realmente riqueza y poder político a la orden. Kellner, descubriendo que falta aún más de un siglo para que se produzca la gran revelación, viaja por todo el mundo tratando de descubrir los más arcanos secretos para prolongar su vida y deja siempre a un miembro de la orden en el poder, siendo el líder de cada época el único en conocer que Kellner sigue aún con vida gobernándoles en la sombra. Durante la segunda guerra mundial parte de la cúspide de la organización alemana es capturada por los nazis que incautan todos los objetos profanos y relacionados con el ocultismo. Kellner pasa más de veinte años buscando desesperadamente el cilindro mientras su orden ya reestablecida de nuevo y más fuerte que nunca va haciendo enormes progresos en el dominio de las fuerzas ocultas. Finalmente, para su sorpresa, es el propio poseedor del cilindro, Hoffman que reside en España, el que contacta con él. Kellner, tras volver a tener el cilindro en su poder y deshacerse de Hoffman, espera junto a sus acólitos a que llegue el momento tan ansiado eliminando siempre de manera eficaz cualquier mínimo obstáculo que se le presenta.



Comisario Carlos Balcells


Balcells es un hombre ambicioso. Proviene de una familia de clase media-alta y estudió en los mejores colegios. Siempre quiso ser como sus compañeros con más poder adquisitivo, y ahora, a punto de entrar en los sesenta sus objetivos no han cambiado un ápice. Ingresó en el cuerpo de policía solo tras asegurarse que gracias a sus contactos y los de su familia, rápidamente conseguiría un puesto de máxima autoridad, pues es un cobarde egoísta y jamás se expondría al peligro para ayudar a nadie. Eso no significa que no tenga aptitudes físicas, de joven ha practicado con bastante destreza tenis y atletismo, y aunque tenga algo olvidado su entrenamiento como policía, no está del todo oxidado y sabe usar un arma bastante bien. De hecho, el único hobby que aún conserva es ir de caza. A finales de los setenta, cuando aún salía de su despacho a realizar investigaciones, una serie de casos sórdidos y oscuros relacionados con rituales y sacrificios, y posteriormente diversos fenómenos extraños que llegó a presenciar durante sus investigaciones, le hicieron darse cuenta de que existen poderes superiores. En vez de detener a los sectarios que descubrió, fue corrompido y se unió a ellos a cambio de poder. Gracias a contactos con otros muchos miembros de la secta que son figuras importantes en el país, Balcells tiene ahora mucho más poder del que tenía en los setenta. En la actualidad trabaja para la secta tapando todo lo que puede sus crímenes y dificultando las investigaciones policiales, ayudándoles a preparar lo que según sus amos está por venir. Por ello Balcells se cree una pieza crucial dentro de la organización, aunque desconoce gran parte de las intenciones de la secta y nunca es invitado a los encuentros de los más altos miembros.


Inspector Jefe Olmos

Javier Olmos es el Inspector Jefe encargado de la sección de asuntos internos. Esto ha propiciado que Olmos sea un tipo solitario en el cuerpo por dos motivos, el primero porque todos los policías lo tratan con mucho respeto y de manera distante, pues un inspector que se dedica a husmear en la vida de los otros policías siempre es temido y odiado. Los que tienen algo que esconder, por pequeño que sea, le temen, los que son honrados no conciben que un policía se dedique a investigar a su propio cuerpo creando molestias en vez de hacer algo de utilidad. El otro motivo por el que Olmos no tiene muchos amigos en la policía es gracias a su carácter. Después de toda una vida teniendo que investigar y arrestar cuando es necesario a sus propios compañeros ha visto de todo. Debido a lo que sabe que un policía puede llegar a hacer incluso llevando un uniforme que representa a la ley y el orden, Olmos, con el paso de los años se ha vuelto melancólico y desconfiado. Ha asumido su función de vigilante y es consciente de que no puede permitirse por ello tener amigos en el cuerpo. Siempre cumple con su trabajo de manera eficiente y su trato con los demás es lo más neutro y frío posible. Aún así, aunque no lo demuestre por esa máscara de frialdad, realmente se preocupa sobretodo por los jóvenes cadetes. Tras toda la corrupción policial que ha visto, se huele que debe haber mucha más y mucho más peligrosa en puestos de más alta responsabilidad a los que ni siquiera él puede llegar a investigar.